Me huyen y espantan,
ahora sí, mañana
también, poinen cruces para que no vuelva.
Mi corazón señores late
igual que el de ustedes y canto
a pesar del dolor,
y contra el escarnio bromeo
y contra la negación afirmo
y en vez de maldecir sonrío
y muero un poco cada vez que despido
al prójimo que viene o va
como yo:
sin rumbo fijo.
Quiero decir:
cuando se conocen los rincones del infierno,
uno apacigua sus demonios
golpeándolos en cada puerta.
De: Cantalet(r)as. (2004)
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